Los últimos cinco kilómetros de la Ecopista, con un firme que sigue en buen estado, permiten acceder a la parte superior de las tierras de Basto, llamada Cabeceiras, un Miño en miniatura, tierra exigente y fértil, donde las suaves colinas del valle suceden a las impresionantes barreras montañosas de la sierra de Cabreira. La Ecopista del Tâmega termina ahí, junto al centro de la población de Arco de Baúlhe, en la antigua estación con el mismo nombre, actualmente espacio del Museo de Terras de Basto y del Museo Ferroviario Portugués, con una valiosa colección.
Los últimos cinco kilómetros de la Ecopista, con un firme que sigue en buen estado, permiten acceder a la parte superior de las tierras de Basto, llamada Cabeceiras, un Miño en miniatura, tierra exigente y fértil, donde las suaves colinas del valle suceden a las impresionantes barreras montañosas de la sierra de Cabreira. La Ecopista del Tâmega termina ahí, junto al centro de la población de Arco de Baúlhe, en la antigua estación con el mismo nombre, actualmente espacio del Museo de Terras de Basto y del Museo Ferroviario Portugués, con una valiosa colección.