Desde Castro Laboreiro salimos en dirección al norte, siguiendo el viejo eje de conexión entre las brandas y las inverneiras de la margen derecha del río Castro Laboreiro. Aquí el camino es suave, desarrollándose más o menos a la misma altura, proporcionando cierta amplitud de observación. La belleza y la diversidad paisajística caracterizan esta etapa, que proporciona escenarios únicos para la fotografía y la observación de aves del medio rural y forestal.
Al pasar el arroyo de Porto Seco, cruzamos el bonito Puente de las Veigas (siglo XVIII), en un terreno llano con poca vegetación arbórea y con amplia visibilidad, donde sobresalen las altas cumbres que se elevan entre los valles del Laboreiro y del río de la Peneda. Al subir la colina, para dirigirnos a Lamas de Mouro, tenemos la oportunidad de leer el paisaje y el asentamiento de los lugares más altos (brandas) y de los lugares fijos (Castro Laboreiro). Terminamos la caminata en la Porta de Lamas de Mouro.
Desde Castro Laboreiro salimos en dirección al norte, siguiendo el viejo eje de conexión entre las brandas y las inverneiras de la margen derecha del río Castro Laboreiro. Aquí el camino es suave, desarrollándose más o menos a la misma altura, proporcionando cierta amplitud de observación. La belleza y la diversidad paisajística caracterizan esta etapa, que proporciona escenarios únicos para la fotografía y la observación de aves del medio rural y forestal.
Al pasar el arroyo de Porto Seco, cruzamos el bonito Puente de las Veigas (siglo XVIII), en un terreno llano con poca vegetación arbórea y con amplia visibilidad, donde sobresalen las altas cumbres que se elevan entre los valles del Laboreiro y del río de la Peneda. Al subir la colina, para dirigirnos a Lamas de Mouro, tenemos la oportunidad de leer el paisaje y el asentamiento de los lugares más altos (brandas) y de los lugares fijos (Castro Laboreiro). Terminamos la caminata en la Porta de Lamas de Mouro.