Desde la tranquilidad del Santuario de Nª Srª de Vagos, la etapa se dirige a algunas de las zonas más urbanas y concurridas de la región. Pronto llega al lecho del río Boco, que, según la marea, "corre" hacia el norte, desembocando en la Ría. Alrededor de la fábrica de Vista Alegre, y desde su fundación en 1824, se construyó un barrio obrero privado destinado a albergar a la comunidad fabril, formada por obreros y artistas y prácticamente autosuficiente. El Museo de Vista Alegre cuenta esta historia única y también se puede ver y visitar la capilla (monumento nacional), la guardería, el teatro y otras instalaciones centenarias. En dirección a Ílhavo por la carretera de las Oliveiras, se llega al muelle de Malhada, donde merece la pena desviarse para visitar el Museo Marítimo de Ílhavo. La ruta continúa por la Universidad de Aveiro y, en el Lago del Paraíso, no pierda la oportunidad de ver un flamenco en libertad. En el tramo final, la sal se convierte en la principal atracción y podrá visitar las Tierras de la Sal de Aveiro y el Ecomuseo de la Marinha da Troncalhada para conocer mejor este producto esencial.