Nos encontramos en una zona de una belleza indescriptible protagonizada por el paso el río Tajo, que define sus orillas desde el punto de vista geomorfológico e histórico como en ningún otro sitio. La imponencia de la cresta cuarcítica de las Puertas de Ródão, recortada por la fuerza del agua, es el lugar perfecto para el rodaje de una película. El paisaje está marcado por la ocupación de generaciones y generaciones humanas. Y la extracción de oro del curso del río resulta patente en los cantos rodados que se encuentran en la orilla.
Nos encontramos en una zona de una belleza indescriptible protagonizada por el paso el río Tajo, que define sus orillas desde el punto de vista geomorfológico e histórico como en ningún otro sitio. La imponencia de la cresta cuarcítica de las Puertas de Ródão, recortada por la fuerza del agua, es el lugar perfecto para el rodaje de una película. El paisaje está marcado por la ocupación de generaciones y generaciones humanas. Y la extracción de oro del curso del río resulta patente en los cantos rodados que se encuentran en la orilla.