En Grândola se puede encontrar un mar verde y uno de los grandes santuarios de alcornoques del Alentejo. Se trata de una zona natural de gran valor ecológico en la que impera una excelente biodiversidad, y en la que la extracción de corcho constituye una de las grandes riquezas del bosque. El relieve, muy ondulado, forma montes desde los que se divisan paisajes inmensos, y valles con ríos llenos de vida. En el pasado vivió mucha gente en estos parajes, tal como atestiguan las numerosas haciendas de tapia y adobe que salpican la sierra de Grândola.
En Grândola se puede encontrar un mar verde y uno de los grandes santuarios de alcornoques del Alentejo. Se trata de una zona natural de gran valor ecológico en la que impera una excelente biodiversidad, y en la que la extracción de corcho constituye una de las grandes riquezas del bosque. El relieve, muy ondulado, forma montes desde los que se divisan paisajes inmensos, y valles con ríos llenos de vida. En el pasado vivió mucha gente en estos parajes, tal como atestiguan las numerosas haciendas de tapia y adobe que salpican la sierra de Grândola.