Los campos de Póvoa e Meadas transmiten una imagen de inmensa serenidad y calma bucólica. Los caminos entre muros definen un paisaje por el que durante siglos han transitado viajeros que aquí encontraron el refugio para hacerse sedentarios y fertilizar los campos poblados de agrestes y seductores afloramientos graníticos. Los bosques de robles, las encinas centenarias y la cría de ganado son la compañía perfecta para quien recorre esta ruta de belleza incomparable.
Los campos de Póvoa e Meadas transmiten una imagen de inmensa serenidad y calma bucólica. Los caminos entre muros definen un paisaje por el que durante siglos han transitado viajeros que aquí encontraron el refugio para hacerse sedentarios y fertilizar los campos poblados de agrestes y seductores afloramientos graníticos. Los bosques de robles, las encinas centenarias y la cría de ganado son la compañía perfecta para quien recorre esta ruta de belleza incomparable.