Contemplar Campo Maior es respirar siglos de luchas y batallas, hoy finalmente adormecidas en la memoria histórica de sus muros, sus defensas, sus cuarteles y su castillo. Cuentan las leyendas que tras las ocupaciones prehistóricas y romanas, fueron los musulmanes quienes construyeron la primera ciudad, que acabó siendo cristianizada en el siglo XIII por gentes procedentes de la vecina Badajoz, en el Reino de Castilla. Esta tierra fronteriza entre los reinos de Portugal y Castilla se ve obligada a vivir una historia de defensas y contrabandistas que recorren los hoy tranquilos campos que se extienden más allá del horizonte.
Contemplar Campo Maior es respirar siglos de luchas y batallas, hoy finalmente adormecidas en la memoria histórica de sus muros, sus defensas, sus cuarteles y su castillo. Cuentan las leyendas que tras las ocupaciones prehistóricas y romanas, fueron los musulmanes quienes construyeron la primera ciudad, que acabó siendo cristianizada en el siglo XIII por gentes procedentes de la vecina Badajoz, en el Reino de Castilla. Esta tierra fronteriza entre los reinos de Portugal y Castilla se ve obligada a vivir una historia de defensas y contrabandistas que recorren los hoy tranquilos campos que se extienden más allá del horizonte.