Coexistiendo con la sierra de la Peneda, cruzamos robledales y bosques mixtos, acompañamos y cruzamos arroyos de aguas cristalinas, somos testigos del legado dejado por los servicios forestales del antiguo régimen, siguiendo uno de los viejos caminos de romeros, a camino del suntuoso Santuario de Nossa Senhora da Peneda. El recorrido se desarrolla en el fondo de los valles de los ríos Mouro, Tieiras y de la Peneda, con el ascenso a la Portela do Lagarto. Es un itinerario marcado por la frescura del entorno ribereño y de los bosques de especies frondosas, rodeado de un cierto sentido de devoción y espiritualidad. Terminamos la caminata en un paisaje único, marcado por la ubicación improbable del monumental Santuario de la Senhora da Peneda, instalado al pie de la pendiente granítica de la Fraga da Meadinha, desde donde se precipita una caída de agua con unos 30 metros de altura.
Coexistiendo con la sierra de la Peneda, cruzamos robledales y bosques mixtos, acompañamos y cruzamos arroyos de aguas cristalinas, somos testigos del legado dejado por los servicios forestales del antiguo régimen, siguiendo uno de los viejos caminos de romeros, a camino del suntuoso Santuario de Nossa Senhora da Peneda. El recorrido se desarrolla en el fondo de los valles de los ríos Mouro, Tieiras y de la Peneda, con el ascenso a la Portela do Lagarto. Es un itinerario marcado por la frescura del entorno ribereño y de los bosques de especies frondosas, rodeado de un cierto sentido de devoción y espiritualidad. Terminamos la caminata en un paisaje único, marcado por la ubicación improbable del monumental Santuario de la Senhora da Peneda, instalado al pie de la pendiente granítica de la Fraga da Meadinha, desde donde se precipita una caída de agua con unos 30 metros de altura.