Seguimos en dirección a la Sierra de São Miguel. Con Portas de Ródão en el horizonte, las encinas, la grava y los muros de cuarzo toman el relevo a los olivares. En la parte alta, ya entre pinos negrales, pasamos junto al Buraco da Faiopa. El Mirador sobre Portas de Rodão merece una visita pues desde él, además de disfrutar de las vistas sobre el Tajo se puede contemplar el silencioso vuelo de aves protegidas como el buitre. Baja hasta el embarcadero de Pego y sigue en dirección al Conhal. Aprovecha para subir a uno de los gigantescos montes de guijarros que lo componen. De regreso podemos acercarnos a los hornos comunitarios en donde, antaño, se cocía el pan.
Seguimos en dirección a la Sierra de São Miguel. Con Portas de Ródão en el horizonte, las encinas, la grava y los muros de cuarzo toman el relevo a los olivares. En la parte alta, ya entre pinos negrales, pasamos junto al Buraco da Faiopa. El Mirador sobre Portas de Rodão merece una visita pues desde él, además de disfrutar de las vistas sobre el Tajo se puede contemplar el silencioso vuelo de aves protegidas como el buitre. Baja hasta el embarcadero de Pego y sigue en dirección al Conhal. Aprovecha para subir a uno de los gigantescos montes de guijarros que lo componen. De regreso podemos acercarnos a los hornos comunitarios en donde, antaño, se cocía el pan.