Nos encontramos en la tierra de los pequeños viñedos, de los cultivos de realengo y de los saberes ancestrales de frailes y agricultores. Protegidas de los vientos del norte por las serranías de Portel y Mendro, las fértiles tierras del valle fueron testigo del paso de diferentes civilizaciones, de las cuales subsiste la herencia histórica de las ruinas de São Cucufate. Después de los romanos llegó la época de los saberes conventuales, que perduraron hasta nuestros días en la fantástica producción de vino de tinaja, aceite de oliva y naranjas en la tierra que fue Condado de Vasco de Gama.
Nos encontramos en la tierra de los pequeños viñedos, de los cultivos de realengo y de los saberes ancestrales de frailes y agricultores. Protegidas de los vientos del norte por las serranías de Portel y Mendro, las fértiles tierras del valle fueron testigo del paso de diferentes civilizaciones, de las cuales subsiste la herencia histórica de las ruinas de São Cucufate. Después de los romanos llegó la época de los saberes conventuales, que perduraron hasta nuestros días en la fantástica producción de vino de tinaja, aceite de oliva y naranjas en la tierra que fue Condado de Vasco de Gama.